Centenares de personas acompañaban el cortejo fúnebre, todos con distintas expresiones en sus rostros. Muchos estaban acongojados y derramaban lágrimas de dolor e impotencia; mientras que otros fruncían el ceño y endurecían la mirada al momento de lanzar un lema en contra del asesinato. También estaban aquellos que llevan el sufrimiento por dentro y caminaban ensimismados al lado del féretro.
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